
Heredia, Costa Rica — En abril de 2007, la Universidad Nacional (UNA) lanzó oficialmente el programa UNA Campus Sostenible, una ambiciosa iniciativa que busca transformar el quehacer universitario en un modelo de gestión ambiental. Pero, ¿qué tan sostenible es realmente este campus?
Las universidades, como formadoras de futuros profesionales, deberían ser pioneras en prácticas ambientales. Sin embargo, en Costa Rica, las políticas ambientales universitarias han sido desiguales y poco articuladas. El reto era claro: integrar la sostenibilidad en todos los aspectos de la vida universitaria —desde la gestión de residuos hasta la docencia e investigación.
El programa UNA Campus Sostenible nació de esfuerzos comunitarios iniciados en 1994 y se consolidó tras un diagnóstico ambiental realizado por la Escuela de Química de esa universidad. Desde entonces, se han desarrollado proyectos para:
- Recolección y reciclaje de residuos sólidos.
- Tratamiento de aguas residuales con plantas en los campus Omar Dengo y Benjamín Núñez.
- Manejo de residuos peligrosos e infectocontagiosos.
- Capacitación ambiental para estudiantes y personal.
- Evaluación de indicadores ambientales, como huella de carbono y calidad del agua.
Además, se han realizado alianzas con empresas como FORTECH para el tratamiento de residuos electrónicos y se han impulsado campañas educativas y talleres de ecoeficiencia.
Los resultados son mixtos. Por un lado, hay avances significativos en la gestión de residuos y aguas servidas. Por otro, persisten debilidades:
- Falta de integración con la misión universitaria de docencia, investigación y extensión.
- Escasa articulación con otras unidades académicas.
- Limitada cobertura en la formación de una cultura ambiental.
- Ausencia de estrategias claras para reducir el consumo de agua y energía.
- Indicadores ambientales poco detallados y lentos en su procesamiento.
Este estudio revela que, aunque el programa ha generado impactos positivos —como la mejora en procesos químicos y el cumplimiento de normativas ambientales—, aún no alcanza el nivel de sostenibilidad que su nombre promete. La sostenibilidad no solo implica cuidar el ambiente, sino también integrar aspectos sociales y económicos.
Se recomienda:
- Incorporar el eje ambiental en todos los planes de estudio.
- Fomentar la investigación colaborativa para generar patentes aplicables a la industria.
- Crear una instancia autónoma que garantice continuidad técnica y financiera.
- Establecer indicadores estandarizados para evaluar el desempeño ambiental.
El caso de UNA Campus Sostenible es un ejemplo inspirador, pero también una advertencia: sin una visión integral y compromiso institucional, los esfuerzos ambientales pueden quedarse en buenas intenciones. Si se logra una mejor articulación entre los ejes universitarios y se fortalece la investigación, este programa podría convertirse en un referente regional de sostenibilidad académica.
Conclusión: UNA Campus Sostenible ha sembrado la semilla del cambio, pero necesita más raíces en la estructura universitaria para florecer como un verdadero modelo de sostenibilidad.
Referencia
Barrientos, Z., Johnson, H. & Moreno, M. L. (2009). Gestión ambiental en universidades públicas costarricenses: el ejemplo de "UNA-Campus Sostenible". Posgrado y Sociedad, 9(2), 81-124. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3662304

