Autor: Julián Monge Nájera, Ecólogo y Fotógrafo 

 

Algunos caracoles aparecen misteriosamente en charcas temporales tan pequeñas que no alcanzarían para llenar una olla grande. ¿Cómo llegan allí? ¿Mueren todos cuando se seca la charca? Y, en ese caso, ¿cómo sobrevive la especie?

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Fuente: Wikimedia.

Pare entender la vida de los caracoles de charca que, en todo el mundo aparecen misteriosamente hasta en pozas de lluvia, elegí de ejemplo a Aplexa hypnorum, caracol típico de ese grupo del cual existe un bonito estudio, ya clásico, hecho por los malacólogos Cornelis den Hartog y L. de Wolf, del Instituto Hidrológico de Holanda, en un pequeño canal de riego que estaba a 50 m de su oficina¹. 

Este estudio tiene más o menos mi edad, pues lo iniciaron cuando mi madre tenía 7 meses de embarazo. El nombre hypnorum (durmiente) se refiere a la capacidad de sobrevivir inactivo a los períodos muy secos o muy fríos. 

Es increíble, pero a veces este caracol de agua vive en grandes cantidades en charcas de apenas un par de centímetros de profundidad, como se ha visto en las cercanías del castillo de Doorwerth². 

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En mi cuaderno de bocetos: ecología de un caracol de charca típico, Aplexa hypnorum, cuya historia natural ha sido especialmente estudiada en Holanda, donde es abundante en los alrededores del Castillo de Doorwerth.

Se les encuentra en todo tipo de charcas, desde zonas abiertas cultivadas hasta zonas pantanosas junto a lagos y bosques. El agua estancada es su hogar, siempre que la acidez oscile entre 5 y 9 de pH. 

La biografía del caracol durmiente comienza con un huevo; unos días antes de que se seque su charca, los caracoles se van al fondo y adhieren sus huevos a la vegetación, trozos de madera y hasta piedras, justo en la sección que conservará la humedad por más tiempo al ser la más profunda.  Los huevos, cada uno de 1mm, se mantienen húmedos y protegidos dentro de una bolsa gelatinosa con hasta 25 huevos, y eclosionan 2 semanas después³.

¿Cuánto tardan en madurar? Según unos autores, 2 meses; según otros, 2 años. No sabemos si estos valores tan diferentes son errores o si realmente hay tanta variabilidad de un lugar a otro. En todo caso, se sospecha que algunos de estos caracoles llegan a vivir hasta 4 años, pero en esto también hay mucho espacio para investigar³.

Además de la sequía, hay otro periodo muy duro para Aplexa hypnorum: cuando llega el invierno, las charcas se congelan y tanto los huevos, como algunos caracoles de diversas edades, entran en un periodo de inactividad y su respiración se reduce al mínimo para mantener las funciones vitales. Muchos no sobreviven, sobre todo los más viejos, pero los que sobreviven despiertan con la primavera a fines de marzo. En algunos casos, en octubre nace una segunda generación que se une a la de primavera, y posiblemente en otros sitios la reproducción ocurre en otras épocas del año³.

Pasados la sequía y el frío, la clave es alimentarse bien para crecer con la mayor rapidez posible. Las charcas tienen dos fuentes de alimento, lo que cae de la tierra circundante, como hojas y ramas, y la vegetación y organismos acuáticos propios de la charca. Los caracoles comen todo tipo de materia orgánica en descomposición, tanto vegetal como animal, incluyendo carroña. A menudo son alimentos poco nutritivos, lo que explica que deban comer de forma prácticamente constante. Este aspecto, que yo sepa, no ha sido notado por quienes los han estudiado, pero debe tener un efecto marcado sobre la evolución del caracol. Se le ve flotando boca arriba y alimentándose del invisible plancton que flota en el agua. Y ocasionalmente sale a comer del todo fuera del agua, pero tiene un truco: al salir a raspar algas de la vegetación emergida, se mantiene dentro de un manto de agua, casi invisible, que evita la desecación³.

“Muchos no sobreviven, sobre todo los más viejos, pero los que sobreviven despiertan con la primavera a fines de marzo.

Es el caracol que vive más cerca del círculo polar (74 grados de latitud norte), y soporta incluso los 13 grados Celsius bajo cero⁴. No se sabe aún como alcanza las charcas más apartadas, pero se cree que los huevos y jóvenes pueden ser transportados por aves, insectos, mamíferos e inundaciones.

Comparándolo con otros caracoles, Aplexa hypnorum es un detritívoro de charcas temporales ricas en materia orgánica, y allí tiene ventaja sobre otras especies que requieren aguas más limpias o duraderas⁵. Produce un mucus que es tóxico para caracoles limneidos como Galba truncatula y Omphiscola glabra, los cuales, no debe sorprendernos, son sus competidores directos al vivir en los mismos lugares y aprovechar los mismos alimentos⁵.

También tiene enemigos pequeños, el caracol es afectado por el parásito unicelular Pfeifferinella elipsoides, el cual aparentemente casi no le causa daño⁶, y por millones de años ha librado una guerra contra las larvas de las llamadas “moscas malacófagas” como  Atrichomelina pubera⁷ y Platygymnopa helicis⁸.

Los fósiles indican que Aplexa hypnorum vivía en gran parte de Europa durante el Pleistoceno hace un millón de años, pero la modificación que ha sufrido el paisaje europeo en las últimas décadas le ha ido quitando hábitats: hoy se encuentra extinto en Suecia, y se ha vuelto escaso en el resto del continente (aun es debatido si también está en América del Norte). Tal vez para el ser humano este caracol sea por ahora una especie inútil, aunque debe tener un arsenal de sustancias poderosísimas para evitar las infecciones en las aguas estancadas donde vive. Pero su espectacular capacidad de ser un caracol de agua en charcas de unos pocos centímetros de profundidad, que se secan y se congelan anualmente, merece nuestro respeto y admiración. 

*Editado por Zaidett Barrientos, Katherine Bonilla y Carolina Seas.

Publicado originalmente en Blog Biología Tropical: 19 de agosto 2020

REFERENCIAS

¹ Den Hartog, C., & De Wolf, L. (1962). The life cycle of the water snail Aplexa hypnorumBasteria26(5/6), 61-72.

² Bremekamp, N. N. (1950). Aplexa Hypnorum (L.) van de Rijnuiterwaarden. Correspondentieblad NMV37(1), 313-314.

³ Den Hartog, C. (1963). The distribution of the snail Aplexa hypnorum in Zuid-Beveland in relation to soil and salinity. Basteria27(1/2), 8-17.

⁴ Gold, A. (1975). A study on the ecology of Aplexa hypnorum. Internal report, Biological Station, University of Michigan. Retrieved from https://deepblue.lib.umich.edu/handle/2027.42/52902?show=full

⁵ Brown, K. M. (1982). Resource overlap and competition in pond snails: an experimental analysis. Ecology63(2), 412-422.

⁶ Fritsche, T. R. (1987). Studies on the Coccidian Parasites (Apicomplexa: Eimeriidae and Pfeifferinellidae) of Pulmonate Gastropods 1. The Journal of protozoology34(1), 75-78.

⁷ Foote, B. A., et al. (1960). Biology and immature stages of Atrichomelina pubera (Diptera: Sciomyzidae). Annals of the Entomological Society of America53(2), 192-199.

⁸ Wirth, W. W. (1971). Platygymnopa, a new genus of Ephydridae reared from decaying snails in North America (Diptera). The Canadian Entomologist103(2), 266-270.