OCEX se complace en compartir dos artículos publicados por Velia Govaere en el periódico chino El Diario del Pueblo, en los meses de agosto y setiembre del 2022. El Diario del Pueblo es uno de los periódicos más reconocidos de la República Popular China y tiene una sección en digital dedicada a lectores hispanoparlantes. Las publicaciones de la coordinadora de OCEX se encuentran en la versión digital en español de este prestigioso periódico chino de circulación nacional.
El primer artículo fue publicado el 29 de agosto del 2022 y retrata el camino emprendido por la aldea de Nangou en la superación de la pobreza. Su enlace en la versión digital en español del período es: http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2022/0829/c31616-10141019.html
Nangou: el rostro de superación de la pobreza
Por Velia Govaere
Entre pueblos y gobiernos media un contrato social que se funda en asegurar techo, alimentación, salud y medios de progreso personal a sus ciudadanos. Su discordancia se llama pobreza, palabra que denuncia un contrato social roto. Hay quienes afirman que la erradicación de la pobreza es un producto del progreso económico. No es cierto. A sus 25 años, Friedrich Engel escribió la atroz situación de la clase obrera de Inglaterra, en contraste con el auge económico de 1845. El avance económico siguió un curso paralelo con la indigencia. Medio siglo después, Henry George describió la convivencia de “Progreso y Miseria”. No, la pobreza no es resultado económico sino político.
Esa es una razón de mi visita a China. Quería ver de primera mano la erradicación de la pobreza en China. Yo había explicado con cifras del Banco Mundial que China había sacado de la pobreza a 800 millones de seres humanos. En escasos veinte años, la pobreza pasó de 49.8% a cero. Ese no fue resultado automático de su progreso económico. Por eso, yo quería salir de los gráficos de un monitor y ponerle nombre y apellido. Ya casi puedo hacerlo. Progreso económico junto a progreso social se llama Nangou de Shaanxi.
En 2013, la aldea de Nangou, en la provincia de Shaanxi, era epitome de rezagos. En esa aldea de 345 hogares, 13% eran pobres, 10% de pobreza extrema. Su miseria rebasaba la media de toda China. En ese nivel contrastado con el avance chino, comenzó su proceso de superación que estaba, por supuesto, más allá de capacidades locales propias.
Por eso se necesitaban alianzas virtuosas entre el liderazgo político local, respaldo del gobierno central, visión académica, económica y técnicamente factible, colaboración de la empresa privada y, sobre todo, una comunidad empoderada de su ruta. Se reclutaron especialistas que se trasladaron a vivir a la aldea y en una prolongada convivencia con la comunidad, ajustaron soluciones diseñadas socialmente.
Ser una aldea de 1009 habitantes no impidió hacer el mismo empeño que en otros emprendimientos. Ahí convergieron políticas públicas nacionales, procesos educativos locales, entrenamientos productivos y, sobre todo, la construcción colectiva de un sentido común de futuro.
Atrás quedaron penurias. En 2018, se erradicó la pobreza. Con el axioma “tres cambios” convirtieron recursos en propiedades, capitales en acciones y agricultores en accionistas en esquema cooperativo. Nangou ya tiene infraestructura de conexión, agua potable, vivienda y servicios de salud. Sus nuevos medios de vida armonizan el cultivo de 211 hectáreas de manzanas y cerezas con la crianza de 1200 ovejas y turismo rural. Todo con comercio electrónico. Tiene un programa solidario: “Tengo un árbol en Nangou”, fuente de ingresos y parte de su encanto.
¿Qué aprendí? ¿Qué es replicable de esta experiencia? Tendré mucho que reflexionar. Me consuela Confucio cuando dice que “quien conoce todas las respuestas no ha hecho todas las preguntas”. Al menos, ya tengo un manzano en Nangou.
La autora es ex viceministra de Economía de Costa Rica.
El segundo artículo del 5 de setiembre es un merecido y sentido homenaje a los impactos históricos de la cultura china en Costa Rica. Los lectores de OCEX pueden acceder a la versión original en el siguiente enlace: http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2022/0905/c31616-10143411.html
Un día de gratitud histórica con la cultura china
Por Velia Govaere
Como pocos países en el mundo, Costa Rica tiene una ley que ordena que se celebren los aportes de la cultura china a su historia. En esa legislación se exhorta a realizar actividades educativas que resalten la grandeza de la cultura china en la historia y en el país. Es la ley 9733, del 4 de setiembre de 2019. Pero, hacía muchos años maduraba una corriente que exigía rendir justicia a la cultura china.
Muchas veces los pueblos pagan con sangre sus avances sociales. Por eso, Costa Rica no puede olvidar que sangre china abonó los surcos de su lucha por los derechos humanos.
Los primeros inmigrantes chinos llegaron en 1855. 20 años después ellos abrieron la ruta de los derechos humanos en Costa Rica. Esta es su historia. En 1872, 653 trabajadores chinos fueron contratados en la construcción de un ferrocarril del Atlántico al Pacífico. Recibieron un trato inhumano. Con jornadas de 12 horas, sólo 3 días libres al año y un salario menos del 50% del de los obreros nacionales. Buscaban justicia y protestaron. El 5 de enero de 1874, 150 trabajadores chinos se pusieron en huelga. La patronal no tuvo piedad. Llamó al ejército. Seis trabajadores chinos fueron asesinados, siete, gravemente heridos, muchos más encarcelados. El impacto fue inmenso. Los chinos hicieron asociaciones El emperador Manchú tuvo que abrir consulados para defender a sus súbditos. Siguiendo ese ejemplo, los obreros costarricenses se comenzaron a organizar.
Pasaron 70 años más de luchas obreras, dirigidas por el Partido Comunista de Costa Rica, y en 1943 se logró el Código de Trabajo con el derecho de huelga.
Así se comprende la celebración del día de la cultura china en Costa Rica. Es un acto de gratitud y de hermandad con un pueblo que nos enseñó, con su sangre, a luchar por nuestros propios derechos.
Hoy no existe ciudad, barrio, aldea de Costa Rica sin familias chinas creando empleo, progreso y cohesión social. Como científicos, poetas, pintores, literatos, educadores, pensadores, emprendedores y astronautas, los chinos de Costa Rica llenan páginas de orgullo nacional.
En años recientes se multiplican efemérides de fraternidad. Beijing hermanada con San José. Costa Rica en relaciones diplomáticas con la República Popular China. San José, con el barrio chino más joven del mundo y, en 2018, asociados en el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda. Alejadas en geografía, Costa Rica y China, San José y Beijing, dos países, dos ciudades, ligan destinos, hermanan visiones de paz, estrechan lazos, conservando sus identidades, respetando sus formas políticas.
En estos tiempos plagados de incertidumbres, azotan vientos de intolerancia y se multiplican provocaciones. El entorno internacional amenaza llenarse de sombras. Por eso, que dos ciudades lejanas se sientan hermanas, que dos países diversos construyan la paz con la naturaleza, son rayos de luz que iluminan el túnel oscuro que se aproxima.
La autora es ex viceministra de Economía de Costa Rica.