F Jorge Mario Martinez 25Con una benigna crítica, inició Jorge Mario Martínez Piva, Jefe de la Dirección de Comercio Exterior y Política Productiva de la CEPAL de México, sus comentarios de la tesis doctoral de Velia Govaere. De acuerdo a su criterio, el título de la Tesis “Prolegómenos de impactos y procesos de los TLC en Costa Rica” induce erróneamente a pensar que se trata de un trabajo introductorio. Según él, eso no hace honor a la profundidad de un análisis exhaustivo que no deja por fuera prácticamente ningún tópico relacionado con el tema.

En su referencia a las vertientes epistemológicas de la tesis, considera el especialista lo atinado de la escogencia de Hegel, Gramsci y Weber. En el caso de Hegel, porque los procesos históricos en Costa Rica específicamente los procesos de desarrollo de la mano del comercio internacional están marcados por una visión hegeliana de realidades contrapuestas, donde coexisten visiones y realidades confrontadas. Ilustra el comentarista estas oposiciones, con actividades sociales enfrentadas, como lo fue en su momento el combo del ICE y el mismo proceso de aprobación del TLC de Centroamérica con los Estados Unidos. Concuerda con la autora de la tesis que estas contradicciones se manifiestan también en luchas políticas y sociales. Así, afirma el expositor que el referendo del TLC fue un punto culminante de esas oposiciones, pero que en su aprobación, si bien resolvió la temática enfrentada de la suscripción de Costa Rica a ese TLC, no superó ni cerró las contradicciones e inclusive abrió nuevas.

Otra de las vertientes epistemológicas que ofrece el trabajo de Govaere es el tema de la hegemonía cultural de Gramsci. El comentarista celebra la relevancia que tiene la referencia a este autor para el análisis de los resultados de la primera ronda de las elecciones en Costa Rica, con dos sectores enfrentados luchando por hegemonía cultural. Con Gramsci vemos cómo en los procesos históricos compiten diferentes orientaciones que se enfrentan para alcanzar hegemonía cultural. Se encarnan estas visiones encontradas en la oposición de modelos de desarrollo que ha vivido Costa Rica, entre el modelo cepalino de Industrialización por Sustitución de Importaciones y el modelo de apertura basado en atracción de IED y fomento a las exportaciones.

En su investigación doctoral Velia Govaere utiliza también el concepto weberiano de “tipo-ideal”, lo que es un instrumento muy adecuado, según Martínez Piva, para describir modelos arquetípicos de estructuras funcionales que en sus formas más abstractas dan un sentido de propósito.

Usando ese concepto weberiano, Govaere se refiere al modelo de desarrollo actual de Costa Rica como contrapuesto y contradictorio al modelo cepalino, nacido frente al agotamiento de aquel modelo basado en la industrialización por sustitución de importaciones.

En este punto, Jorge Martínez Piva hizo su aporte explicativo y didáctico más profundo, a partir del cual basó posteriormente sus comentarios sustantivos. Lo hizo, dijo, por una parte por que como CEPAL se sintió interpelado por el análisis de la tesis y por otra porque consideró que referirse al modelo cepalino como contrapuesto al modelo de apertura comercial fue un excelente ejemplo weberiano que asumió Velia Govaere para que se comprendiera la complejidad total de su análisis

Así se refirió Martínez Piva al modelo cepalino. Explicó que en realidad es un modelo de industrialización basado en sustitución de importaciones fundado sobre el comportamiento de la economía mundial en los años 50 y 60 del siglo pasado. Ahí se describía como asimétrica la relación entre países desarrollados y en desarrollo. Desde el punto de vista productivo y comercial era una relación desigual. Se describía como relación de centro-periferia, donde los países desarrollados (centro) gozaban de mayor productividad y producían bienes de mayor valor (bienes industriales), mientras los países en desarrollo (periferia), el caso de América Latina, producían con menor valor, básicamente bienes primarios.

Esa relación desigual conducía a un creciente deterioro de los términos de intercambio.  Para poder importar una cantidad de bienes industriales era necesario exportar cada vez más cantidad de bienes primarios. Es decir, los bienes industrializados valían cada vez más, tenían mayor incorporación de valor y eran elaborados con mayor productividad. Siendo la industrialización de los países del centro el núcleo de la relación centro-periferia, desde el punto de vista de alcanzar un desarrollo estructural, explicó el comentarista, se consideraba necesario romper esa relación desigual con la industrialización de los países periféricos.

Para industrializarse se generaron diversos instrumentos conocidos y que forman parte integral de aquel “tipo-ideal”: protección al comercio, aumento de aranceles, inversión pública, generación de empresas, tanto privadas como públicas. El Estado se hizo empresario, se hizo industrial y todo ello llevó a dificultades en los años 70, que culminaron con la crisis de la deuda de los 80, lo que catapultó un cambio de modelo.

A partir de ahí se da un nuevo modelo basado en la apertura comercial y el comercio es visualizado como el motor del desarrollo. En este nuevo “tipo-ideal” también tiene sus ejes centrales: generación de divisas que va a permitir el pago de la deuda externa; aumento de la escala de planta, ya que el mercado final sería el mundo; mayor acceso a la tecnología, porque permitiría compartir y competir; la mayor competencia facilitaría mayor eficiencia y, al reducir aranceles, se tendría acceso a bienes industriales, de consumo e intermedios, a menores precios lo que mejoraría la eficiencia productiva. Eso, a su vez, permitiría generar más y mejores empleos.

Después de esta reseña de ambos modelos, Martínez Piva retorna a la exposición de la tesis de Velia Govaere, donde la autora presenta ambos modelos al mismo tiempo como contradictorios, pero coexistentes y que, sin embargo, no se han superado totalmente. Con el primer modelo, Costa Rica generó toda una estructura administrativa y empresarial que ha tenido que venirse transformando a lo largo de 40 años. Pero no se ha transformado enteramente y lucha todavía, siguiendo a Gramsci, buscando hegemonía en algunas áreas, donde quedan, sin superarse, estructuras que responden a lógicas anteriores. Todavía hay algunos aspectos del universo económico donde existen posiciones culturales que impiden que se logren tomar decisiones acordes con el nuevo modelo. Martínez Piva pone como ejemplo que en Costa Rica no está enteramente resuelto todavía si el Estado debe seguir siendo empresario. En efecto ahí se encuentran estructuras económicas y productivas que respondían al modelo anterior, como la banca estatal, Recope, ICE, etc. y son resabios de un modelo que se sobrevive dentro del modelo actual en el que no tienen lógica explicativa ni funcional.

Martínez Piva refiere que, en su trabajo, Velia Govaere habla de dualidades y contrastes, lo que en CEPAL se conoce como heterogeneidad estructural y a lo que el “Estado de la Nación”, en Costa Rica, se refiere como “vieja y nueva economía”. Dice el expositor que la tesis central de la investigación de Velia Govaere habla de un país en cuyo modelo de desarrollo actual subsisten luchas del modelo anterior.

Al referirse a estos contrastes y siguiendo la tesis de Govaere, plantea el comentarista esa heterogeneidad en cuatro áreas: administración pública, área productiva, brechas sociales y brechas territoriales.

Administración pública: cada modelo requirió una arquitectura institucional coherente para que el modelo funcionara. En el modelo de sustitución de importaciones había aduanas con aranceles muy altos, un estado empresario y lo que es importante y altamente explicativo por parte del expositor, un sistema financiero que respaldara la “empresariedad” del Estado y que pudiera financiar las empresas que harían posible la sustitución de importaciones. Esa es la explicación funcional de por qué los bancos tenían que ser públicos. En gran parte, mucha de esa arquitectura todavía subsiste.

Con el nuevo modelo se crea otra arquitectura necesaria para el cambio estructural requerido por el modelo de apertura y crecimiento por exportaciones. Una nueva arquitectura institucional era requerida para atraer inversiones, para promover exportaciones, para generar nuevo empleo, y para aumentar la productividad. El resultado es que todavía hay una dualidad en el sector público que no ha sido superada. Hay una triada, como el expositor se refiere, con palabras de Govaere, a COMEX, PROCOMER y CINDE, con excelentes rendimientos y funcionarios, de acuerdo a la alta calidad que el nuevo modelo exige. Frente a esa arquitectura de administración pública de alta eficiencia, existe otra más débil que ha ido perdiendo fuerza y presupuesto.

Mario Martínez Piva ilustra este contraste con un análisis del presupuesto institucional. Explica el comentarista que el presupuesto de la triada, COMEX, PROCOMER y CINDE, es 47% superior a los presupuestos combinados de MICIT, CONICIT y MEIC. Estos últimos son los que tiene que ver con la capacidad de innovar, es decir, con la eficiencia productiva nacional. De ahí que las instituciones de apoyo al aparato productivo doméstico tienen mucha menor idoneidad operativa que las instituciones dedicadas al comercio internacional. Ese es un ejemplo indicativo de la dualidad existente. Igualmente existen procesos administrativos, por ejemplo, complejidad de trámites que no corresponden con el modelo actual, que demanda mayor dinámico. Igualmente es contradictorio que no exista suficiente inversión en infraestructura, comunicaciones, etc. El déficit fiscal es una expresión también, por otra parte, de estas contradicciones, porque el Estado ha tenido que renunciar a parte de sus ingresos para el funcionamiento del nuevo modelo.

Área Productiva: En el área productiva, expone Martínez Piva, la dualidad es todavía más evidente. Ahí se da la contradicción de un modelo de gran éxito exportador, con mayor valor exportado, revolucionando el número de bienes y destinos, que, cuando se desagregan las exportaciones quienes mayormente exportan son empresas radicadas en zona franca y las que están fuera de zona franca siguen exportando sobre todo bienes primarios. Sin duda, afirma el expositor, existe un cambio estructural de las exportaciones, porque Costa Rica exporta mayoritariamente bienes de mediana y alta tecnología y crecientemente servicios. En los últimos 30 años, las exportaciones de bienes primarios han reducido significativamente su participación en las exportaciones. Eso demuestra que ha habido una transformación estructural del aparato productivo, pero la producción fuera de zona franca sigue poco encadenada y está todavía basada en bienes primarios. También hubo cambio estructural en la IED, porque antes estaba concentrada en la agroindustria, mientras que ahora está casi igualmente repartida entre actividad inmobiliaria, manufactura y servicios.  Sólo es muy minoritariamente dedicada a la agricultura.

En resumen, es una realidad que ha habido un cambio estructural en Costa Rica, pero es un cambio que no ha llegado a todos y está muy concentrado en la zona central. Recuerda Mario Martínez  Piva que, según el “Estado de la Nación” el nuevo modelo ha llegado al 20% de la población y el 80% puede considerarse excluida de este modelo o no se ha beneficiado tan directamente. Eso ha generado diferencias de productividad, diferencias de ingresos y, como reseña que lo dijo Velia Govaere, ha derivado en un desapego de la población con el modelo que lleva, por supuesto, a luchas en diferentes áreas, incluso en la electoral como puede verse, muy claramente, desde la perspectiva regional.

Desde el punto de vista de productividad, Costa Rica tiene un sector exportador altamente productivo y con productividad creciente. En manufactura y servicios vinculados a la exportación, afirma el comentarista, el crecimiento de la productividad es inclusive superior al incremento de la productividad en los Estados Unidos. De esa manera se puede decir que existe una clara tendencia hacia la convergencia de productividad de los sectores exportadores de Costa Rica con los sectores similares en los Estados Unidos. Con esa visión se puede hablar de un éxito total. Pero también se puede hablar de un rotundo fracaso en materia agrícola, porque ahí la productividad es muy baja y se contrae, a no ser en los sectores agrícolas exportadores.

Brechas sociales: Igual ocurre con los servicios, donde los servicios exportados son de alta productividad y los no exportados, de productividad muy baja. Esto es muy importante, recuerda el expositor, porque la productividad es la base de los salarios. De ahí que exista, entre sectores, una divergencia profunda interna de salarios. Esto revela lo incompleto del modelo. Para el comentarista de la tesis de Velia Govaere, tenemos que aumentar la productividad de los sectores que producen para el mercado interno para que exista una convergencia de productividad y de salarios entre el sector que produce para el mercado interno y el que produce para exportar.

Si se analizan las brechas sociales desde la perspectiva de la productividad en Costa Rica se pueden apreciar las contradicciones hegelianas entre dos sectores, los que producen para el mercado interno, que luchan por sobrevivir, y los que producen para las exportaciones que se benefician del nuevo modelo. Ambos coexisten en la realidad nacional como contradicciones del modelo de desarrollo.

Brechas territoriales: Todas estas discrepancias tienen su expresión en el territorio. Para el comentarista uno de los aciertos de la tesis de Velia Govaere es su referencia a la concentración de la IED como forma muy explicativa de las brechas territoriales. La IED se concentra sobre todo en el valle central, de lo que se deriva que esa productividad, entrenamiento productivo, transferencia de tecnología y otras ventajas conexas a la IED, terminan por acentuar también las brechas territoriales.

En sus comentarios finales, Mario Martínez Piva, aprecia lo acertado de la escogencia que hizo Velia Govaere de Hegel (contradicciones) y de Gramsci (lucha por hegemonía cultural), porque sirve para explicar el desapego de la población de territorios periféricos, no articulados al modelo de desarrollo, lo que se vio reflejado en los resultados de las recientes elecciones.

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 Reseña elaborada por Hellen Ruiz Hidalgo
Comunicadora OCEX-UNED
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